El Inexplicable Secreto sobre Oraciones A Santa Ana al descubierto

oraciones a santa ana

Pero por encima de todo, obtenme la felicidad de que un día pueda ver a Dios frente a frente para que contigo, la Virgen y todos y cada uno de los santos logre alabarle y bendecirle por toda la eternidad. ¡Oh gloriosa Santa Ana que estas llena de compasión por quienes te invocan y de amor por los que sufren! De año en año, la Iglesia venera la memoria de los beatos Ana y Joaquín el 26 de julio. Una historia antigua que data de los primeros siglos de la vida de la Iglesia recuerda de qué forma los vecinos despreciaron a los beatos Ana y Joaquín , como Abraham y Sarah, por el hecho de que no tenían hijos. Dios de nuestros progenitores, les diste a los santos Ana y Joaquín el privilegio de ser los padres de María, la madre de tu Hijo encarnado.

Haz de mí lo que sea de tu agrado y alegra, Señor, mi espíritu con el cumplimiento de esta esperanza. Te solicito para que tengamos una vida extendida llena de amor y amabilidad. Si estás esperando un hijo, conoces a alguien que está pasando por eso o simplemente quieres quedar embarazada, esta es la oración que tienes que rezarle a Santa Ana para que tus plegarias se hagan situación. Por último, pero no menos esencial, ora por los abuelos en su historia y por aquellos amigos que están viudos, solitarios o confinados en su hogar.

Beato Niño De La Salud, Muy Prodigioso

Te suplico recomiendes mi solicitud a tu Hija, la Santísima Virgen María, para que las dos, María y tu, la presentéis a Jesús. Por tu valiosa intercesión sea cumplido mi deseo. Te consagro mi mente, a fin de que en todo se guíe por la luz de la fe; a fin de que se conserve puro y lleno de amor a Jesús, a María, a José y a ti misma; mi intención para que, como la tuya, este siempre y en oracionesasanmiguelarcangel.com todo momento conforme con la de Dios. Esta Santa privilegiada sobresale en mérito y gloria, cercana al Verbo encarnado y a sus Muy santa Madre. Sin lugar a dudas que Santa Ana tiene mucho poder ante Dios. La madre de la Reina del Cielo, que es vigorosa por su intercesión y Madre de clemencia, es también llena de poder y de clemencia.

• Ora a Aquel que, por amor a , se vistió de carne humana en el vientre casto de tu hija.

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Dame la plenitud de tu generosidad y sostenme con valor. En tu caridad sin límites, buena Santa Ana, ayúdame a merecer la corona gloriosa que se da a los que han luchado la buena guerra contra el planeta, el diablo y la carne. Ayúdame a proteger la pureza del corazón y del cuerpo. El enorme amor de Dios por mí me deja frío y sin contestación.

Mira mi corazón arrepentido, y muéstrame tu infalible bondad. Como tu, haz que yo consigua por el perfecto amor a Dios ser para El en vida y en muerte. Que tras haberte amado y honrado en la tierra con verídica devoción de hijo pueda, por tus oraciones, tener el privilegio de quererte y honrarte en el Cielo con los ángeles y Santos por toda la eternidad.

Te solicito, Santa Ana, que me protejas de todo el mal que me amenaza, pero sobre todo, que me quites todas y cada una de las malas energías que no me permiten quedar embarazada. Fuiste tú quien dio acompañamiento y protección a María en los momentos de mayor necesidad, quien la acompañó en espíritu y alma en su viaje a través del desierto a Nazaret, donde daría a luz al Hijo de Dios. Los amo con todo software transportes mi corazón con lo que les solicito, para resguardarlos de algún mal, de cualquier amenaza. El día de hoy, pido que toda la clemencia que has mostrado por tu hija y tu nieto sea derramada sobre todos los niños de este planeta.

Santa Ana se lavó la cara, se puso su ropa de novia y fue a un jardín para implorarle a Dios por un hijo. Años de anhelo no desgastaron su seguridad en Dios, pero el dolor finalmente llevó a San Joaquín al desierto a ayunar y orar. Santa Ana, que continuaba en casa, vestía ropas de luto y lloraba porque no tenía un hijo propio. Ore con nosotros por el ministerio de la vida familiar católica. En el momento en que nuestro matrimonio parece sin vida, muéstranos la eterna juventud del Señor. Cuando la vida semeja estéril ayúdanos a confiar en la misericordia de Dios.

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