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oracion ala medalla milagrosa

Por el hecho de que no estoy conforme en que se deduzcan de él las consecuencias y demandas sociales, políticas, religiosas etcétera. por las que abogan algunos de los autores que tratan de la re-lectura de dicho mensaje hoy en dia. El arzobispo de París, después de investigar el caso, autorizó la acuñación de la medalla en el año 1832. Fueron tantas las bendiciones que se obtuvieron mediante ella que las personas software mantenimiento le brindaron el nombre de «La Medalla Milagrosa». La medalla prodigiosa, como el resto de las medallas de la Virgen y otros elementos de culto, no es un talismán o un elemento de superstición. La medalla milagrosa tiene en un lado la imagen de la Virgen, con la inscripción «Oh María sin pecado concebida, ruega por que recurrimos a ti», y del otro lado la letra M entrelazada con la cruz y debajo los corazones de Jesús y María y alrededor 12 estrellas.

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Oración A Dios Para Llenar Tú Sendero De Luz Y Prosperidad

Y en este momento, en la gloria de tu Hijo, no cesas de interceder por , pobres pecadores. Consigues de Dios para nosotros todas y cada una esas gracias que simbolizan los rayos de luz que irradian de tus manos abiertas. Con la única condición de que nos atrevemos a pedírtelas, de que nos acerquemos a ti con la seguridad, osadía y sencillez de un niño. Y precisamente de esta forma nos encaminas sin cesar a tu Divino Hijo.

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A lo largo del mismo siglo XIX, en el momento en que París fue golpeada por una trágica epidemia de cólera y centenas de parisinos fallecieron, muchas curaciones fueron atribuidas a la virgen de la medalla. Así mismo, se hizo habitual, y se convirtió en una de las vírgenes más rezadas por los santurrones en el caso de enfermedad, para ser sanado o para obtener una felicidad muy particular. De hecho, hay una novena particular para nuestra señora de la medalla prodigiosa. Al ponerse esta medalla, y llevarla con furor, tendremos una fuente de gracias y mantendremos a nuestra señora presente con . “Virgen inmaculada de la medalla prodigiosa que te manifestaste a santa Catalina Labouré, como mediadora de todas las gracias, atiende a mi plegaria.

Que la Virgen de la santa medalla y Jesús del sagrario sean siempre luz, fortaleza y guía de nuestra vida. Virgen y Madre Inmaculada, mira con ojos misericordiosos al hijo que viene a Ti, lleno de confianza y amor, a implorar tu maternal protección, y a ofrecerte gracias por el gran don celestial de tu bendita Medalla Milagrosa. Y quiso Maria que aquella magnifica visión fuera acuñada en una medalla, asegurando rebosantes merced a quienes la llevaran al cuello con fe y devoción. Habiendo confiado a Santa Catalina su confección y posterior propagación, dos años después, en 1832, fue dada a entender la medalla de la Virgen, consiguiendo instantánea popularidad y convirtiéndose, junto al Santurrón Rosario, en entre las devociones más veneradas por los católicos de todo el mundo. Oh Virgen Madre de Dios, María Inmaculada, nos ofrecemos y nos consagramos a vos, bajo el título de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa. Que esta Medalla sea para cada uno de una señal segura de tu afecto por y un recordatorio incesante de nuestros deberes hacia vos.

«Venid al pie de este altar -decíale la celestial Señora-, aquí se distribuirán las gracias sobre cuantas personas las pidan con seguridad y furor, sobre enormes y pequeños.» Estimados hermanos y hermanas, congregados en torno al altar del Señor en esta querida iglesia de San Miguel Arcángel, nos unimos para dar gracias por el invaluable obsequio de fe y devoción que nuestra Madre del cielo hiciese a sus hijos hace 190 años. Asimismo, encomendamos a nuestro Señor misericordioso el alma de Sor Adela de la Cruz quien cumplió su peregrinaje terrenal y entró a la casa salveoracion.com del Señor este miércoles. Sabes, oh María, qué con frecuencia nuestras ánimas han sido los santuarios de tu Hijo, que odia la iniquidad. Obtén para un rechazo profundo al pecado, y esa pureza de corazón que nos unirá a solo a Dios, a fin de que cada uno de nuestros pensamientos, palabras y proyectos logre tender a Su mayor gloria.

Son signos de este tiempo a través de los cuales Dios nos habla. No se habla, como ahora dijimos en la introducción, que desde el mensaje de la Medalla deduzcamos la respuesta adecuada a todos y cada uno de los retos que nos expone el tercer milenio. Pero sí hablamos de dejarnos interpelar, de oír y tratar de responder a eso que nos solicita la Iglesia como respuesta a las novedosas situaciones. Y ello en conexión y congruencia con el mensaje de la Medalla, desde una re-lectura de sus símbolos y significado a la luz de la realidad histórica de los inicios del tercer milenio. Bajo el apartado «el mensaje de la Rue du Bac» habría que incluir, lógicamente, todo lo que Catalina contó en los relatos que escribió sobre las distintas visiones que tuvo en ese sitio.

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